Hijos de la Tierra
Valle de los caballos
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Al llegar el otoño, el león cavernario era más grande que un lobo adulto, y su gordura de cachorro estaba dejando paso a patas larguiruchas y fuerza muscular.
Eso era suficiente para que un cachorro apenado la siguiera, haciendo gestos sumisos, como hacían los miembros de una familia de leones con los más fuertes.